No me podía imaginar que con sólo salir de Dhaka y sus alrededores contaminados de fábricas textiles me podría encontrar con algo así: campos de té y extensiones verdes de terreno sin gente.

La cara B del paisaje y de la sorpresa del aire puro, fue encontrar a esta mujer recogiendo té. Gana 30 takas al día (menos de 20 céntimos de euro), con alojamiento y arroz gratis.

Estos otros se dedican a sacar arena del río, no sé muy bien para qué, pero el río está lleno de este tipo de canoas que van arriba y abajo.
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